(esta es la segunda parte de una serie de 3 artículos sobre la historia de los ataques informáticos)
Habiendo sido durante años algo relativamente inofensivo, muchos vieron en los virus informáticos unas poderosas herramientas para conseguir unos fines de dudosa moralidad.
En este punto trataremos el caso Stuxnet para entender la magnitud de la evolución de los usos peligrosos de los virus informáticos
En el año 2010, se detectó un virus informático que se propagaba a través de pendrives infectados con el mismo. El virus había conseguido un gran contagio en miles de ordenadores por todo el mundo, pero no se detectaba que hiciera nada. Meses después se descubrió que este virus estaba preparado para atacar un equipo informático Siemens dedicado al ámbito industrial.
Con el tiempo se vio que Irán era el país más infectado con mucha diferencia sobre el resto. Después de muchas investigaciones se descubrió que el equipo Siemens que este virus era capaz de atacar, se utilizaba como controladora de centrifugadoras de uranio.
El virus consiguió entrar en una planta secreta de enriquecimiento de uranio de Irán, en Natanz. Después de que el virus consiguiera infectar el equipo encargado de gestionar miles de centrifugadoras, estuvo quieto sin hacer nada durante 2 semanas.
A las 2 semanas, el virus empezó a actuar, lo que hacía era modificar las revoluciones a las cuales trabajan las centrifugadoras, aumentándolas, hasta llegar a velocidades altamente peligrosas para equipos tan delicados.
Minutos después de sobre revolucionar las centrifugadoras, reducía drásticamente las revoluciones, este cambio brusco provocaba grietas en los equipos llegando a hacerlos explotar.
Durante todo este proceso de destrucción, el virus falseaban todos los reportes de estado de los equipos, haciendo creer así a los operarios que no había ningún problema.
Después del primer ataque, el virus empezó un ciclo de ataques cada 28 días, sumando todos los ataques, el virus consiguió romper aproximadamente 1000 centrifugadoras de uranio.
Tiempo después, se concluyó que EEUU estaba detrás del ataque, sabiendo eso, Irán intentó contraatacar. Consiguieron tumbar paginas de bancos a nivel estatal e inutilizar algunos servicios, nada realmente grave comparado con hacer explotar centrifugadoras de uranio.
Al final se creyó que el virus surgió de una colaboración de Israel con la NSA (agencia de seguridad nacional de EEUU)
Este es uno de los ataques más reveladores que ha habido que nos muestra uno de los usos peligrosos de los virus informáticos.